He leído en la prensa que una fundación de EEUU ha lanzado una campaña para que la ley regule el uso del retoque digital de las fotos de modelos, actores y actrices en las revistas y en los anuncios.

Vamos, que lo limite.

Ya ha habido otras voces pidiendo que, al menos, una frase a pie de foto nos informe de que “esta imagen ha sido retocada digitalmente”. ¿La razón? Los propulsores (un matrimonio con hijos) creen que las imágenes idealizadas del cuerpo humano crean falsas expectativas en niñas y en mujeres que luego pueden causarles problemas psicológicos y físicos.

No sé qué repercusión tendrá esta propuesta, pero me alegra que al menos nos recuerden que la mayoría de las imágenes a las que estamos expuestos, si no todas, están retocadas; obviamente para mejorarlas.

Aquí tienes un ejemplo del “antes” y el “después”:

Puede parecer que es un hecho banal, que las agencias lo hacen desde hace tiempo, que ya somos conscientes de ello…. pero es un tema que me preocupa porque:

Primero: No somos inmunes a su efecto

El hecho de saber que estamos viendo una imagen retocada no protege a nuestro inconsciente.

Punto. Lo repito porque es fundamental: El hecho de saber que estás viendo una imagen retocada no protege a tu inconsciente.

Los adultos podemos procesar imágenes y asociarlas a una emoción en menos de treinta milisegundos sin ser conscientes de ello. Es muy fácil que, sin darnos cuenta, nos comparemos con los hombres y mujeres de los anuncios como si fuéramos un observador externo y pensemos que nuestro cuerpo o nuestra imagen es un fracaso.
Las imágenes de caras y cuerpos retocados reflejan un ideal culturalmente deseado. Por ejemplo, a las mujeres se nos retoca para tener cinturas de avispa imposibles, pechos más grandes y traseros crecientes… en relación a un cuerpo pequeño. Muy pocas mujeres son así.

Como seres humanos queremos acercarnos a lo que culturalmente es aceptado y valorado porque queremos pertenecer, un sentimiento profundo y universal. Y dependiendo del resultado de la comparación podemos ocultarnos avergonzados, esforzarnos por cambiarnos, sobrevalorar nuestro físico frente a otros valores… ve nombrando los efectos dañinos.

Segundo: El número de imágenes al que estamos expuestos es altísimo

Según Susie Orbach* “recibimos imágenes de cuerpos mejoradas gracias a la manipulación digital entre 2.000 y 5.000 veces a la semana”.

Decidí hacer yo misma la prueba y contarlas en el trayecto que hago en moto cada día y que dura 20 minutos. Cuando paraba por el tráfico o en un semáforo, incluyendo tan sólo las que estaban delante de mí conté 37 imágenes.

37!

Anuncios de cosméticos pegadas en columnas, carteles colgando de edificios modernos, posters de cine con la actriz protagonista… Están en las revistas, en las cajas de cereales, en los periódicos digitales, en las banderolas que cuelgan de las farolas. Y si enciendes la televisión, el número es incontable, la exposición es muy intensa.

Tercero: Porque no afecta sólo a las mujeres, sino a los hombres

Algunos de mis amigos ya se han quejado de que “no hay quien compita con estos modelos de las revistas”. Y lo que es más preocupante, a los niños y adolescentes, que absorben los mensajes implícitos más y más rápido que los adultos. No puedo evitar recordarlo cuando veo el retoque de los vídeos musicales que tanto les gustan.

Si aquella frase a pie de foto se llegara a imprimir esto es lo que me gustaría poner: Atención: los hombres y mujeres de estas imágenes NO existen, son fantasía pura creada por la industria para comercializar los productos. Los seres humanos nacemos en “muchas y diferentes tallas y aspectos”.
Que no nos hagan creer que nuestro cuerpo es un producto mejorable. Eso es cosa de ellos, no nuestra.

nombre

 

*Susie Orbach. “La tiranía del culto al cuerpo” – fantástico libro que recomiendo.