O cuántas veces las has tenido tú. Esa sensación en el pecho o el estómago, la respiración que no baja del todo…
Según escucho a algunos de mis clientes y veo en otras personas pienso que es como una plaga silenciosa que se ha colado en las casas, ¿te has dado cuenta?
Si la conoces ya sabes a qué me refiero; hoy quiero compartir contigo tres claves para llevarla mejor.
Lo que aquí cuento es desde el enfoque Gestáltico, que tiene en cuenta a la persona como a un todo, no trata el síntoma de manera aislada. Toma lo que te sirva y lo que no déjalo a un lado. Dicho esto te cuento de dónde nace mi interés…
Mi experiencia con la ansiedad
Hace unos siete años, cuando mi pareja y yo empezamos con los problemas para tener un hijo pasamos por muchas situaciones de incertidumbre. Yo sentía miedo, le daba vueltas a las cosas, estaba agitada y dormía mal. Tenía ansiedad y a ratos angustia, que digamos es la hermana mayor de la ansiedad.
No era nada nuevo. Todos esos síntomas eran mi manera cononcida de enfrentarme a los problemas, pero con la infertilidad se me hizo más claro.
A partir de entonces, además de aprender a gestionarla (y a tolerarla también), me he dedicado a observarme y a observarla: de dónde viene, cómo se trata, si tiene algún lado positivo. ¡Hasta la he cogido cariño!
Lo que he visto en este tiempo es que hay muchas personas sufriendo ansiedad y de muchas maneras diferentes: estrés, ataques de pánico, fobias o hipocondrias, por nombrar algunas.
3 pasos para afrontar la ansiedad
La ansiedad puede aliviarse, no es algo a lo que uno esté condenado sin remedio. Lo que más me ha ayudado a mí es:
1. Recordar que ya tengo la fuerza para salir
Como dice Angie Bilbao en su libro Gestalt para la Ansiedad: “… que (estas personas) tomen conciencia del valor y la energía que han estado utilizando durante todo el tiempo para combatir esta situación. Así se darán cuenta de toda la fuerza y poder interno que tienen y que no han sabido valorar”.
2. Buscar y aplicar herramientas para gestionarla ahora
Nos pueden explicar que su origen es endógeno, aprendido, por el estilo de crianza o hasta por nuestra bioquímica, pero es en el momento presente cuando podemos lograr regularla. Y eso es una gran oportunidad.
3. Buscar un apoyo terapéutico o psicológico
Alguien que te entienda como a una persona completa, no que sólo trate tu síntoma o que te considere un enfermo. Yo me apoyé en mis terapeutas y en mi médico naturista. También revisé mi alimentación (¡fuera café!) y empecé a meditar en grupo.
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Que estés bien,