Dejarnos en paz unos a otros
Antes de nada decirte que este es un post de reflexión del comportamiento frente al Covid-19. Por encima de todo va mi profundo dolor con las personas que han muerto, las familias, los enfermos, los aislados, los ansiosos… todo el que está sufriendo. Mi corazón está con vosotros cada día, es inevitable. Soy también plenamente consciente del trauma y del duelo que estamos viviendo, individualmente y como sociedad.
Tuve el domingo una conversación por Skype con una buena amiga. Mientras me contaba cómo estaba me iba dando cuenta yo, otra vez, de mi impulso a hacerle ver las cosas a mi manera. Así que, con todo el dolor de mi lengua, me la mordí, metafóricamente hablando. No fue fácil pero lo logré.
¿Te ha pasado a ti algo parecido?
- Si ves que tengo miedo de esta pandemia me das cifras de cómo mueren muchas personas por otras enfermedades, o me explicas cómo la humanidad lo ha superado otras veces.
- Si ves que estoy tranquilo en esta pandemia me insistes en los horrores que escuchas o que llegarán: las muertes sin fin o la crisis económica que se avecina.
- Si voy por la calle con mascarilla y tú no (aunque en tu casa haya tres) me miras como si yo fuera un exagerado.
- Si te digo que voy a comprar sin guantes porque “no pasa nada” me llamas irresponsable.
- Si me mandas un vídeo conspirativo pienso que estás mal de la cabeza.
- Si no te crees las teorías conspirativas pienso que eres un ingenuo.
Para qué hacemos lo que hacemos
Y así, unos tras otros, intentado imponer nuestra visión al otro. Y nuestra visión, en mi opinión, no es más que nuestra estrategia defensiva para llevar mejor esta crisis.
Los asustados quizás buscan calmarse hablando, los tranquilos mantener la paz que necesitan. Los que se quejan de los laxos quizás buscan seguridad, los laxos seguir sintiéndose por encima. Los conspiradores acaso buscan darle un sentido al descontrol.
No estoy justificando nada de esto. Lo que sí propongo es algo así como experimentar algo diferente (y que conste que yo soy una más en este barco). El experimento sería algo así como…
Regularnos a nosotros mismos un poco
- Asustados: Probad a buscar gente que os entienda y no os apoyéis en todas las personas con las que habláis: no todas os van a tranquilizar ni quieren escuchar lo que decís.
- Tranquilizadores racionales: probad a dejar que la gente tenga miedo. Probad a dejar que la gente haga su duelo. No intentéis arreglar siempre las emociones.
- Creyentes en teorías conspirativas: Probad a no mandar tantos vídeos, no por mucho enviar vais a convencer al resto.
- Negacionistas de esta crisis comunitaria: probad a dejar de mirar a los demás con superioridad. Y que conste que entiendo por qué lo hacéis. Pero por favor, observad, por una vez en la vida, en qué tipo de personas os podéis estar convirtiendo, quizás no hay mucho más tiempo para elegir cómo vais a ser recordados. (Y poneos guantes y mascarilla en cuanto estén disponibles)
Y dejar al otro un poco más en paz
Me pregunto cómo sería dejarnos unos a otros un poquito más en paz. Habría una, quizás dos persones que nos entenderían, quizás más, qué bien.
Para los otros seres humanos, quizás sólo con escucharlos y estar con ellos sería suficiente, si es que pudiéramos y quisiéramos. Si no, me pregunto cómo sería tolerarnos un poco más (y puede que no a todos).
Quizás nos traería un poco más de tranquilidad y la sensación de sentirnos acompañados, profundamente, por otro ser humano.
¿Y no es eso lo que más deseamos ahora?
Con cariño,
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Cristina Enjuto
Soy terapeuta Gestalt, Master-Trainer en PNL y estoy formada en Psicoterapia Integrativa en el programa SAT de Claudio Naranjo. ¿Quieres saber cómo puedo ayudarte? Visita la pestaña “Servicios”.
Me ha encantado esta reflexión… precisamente, estoy en ese proceso, tan necesario y liberador (para uno y para el otro) de “morderse la lengua”
Cuesta, muchas veces, darse cuenta de que nos entrometemos, aunque lo hagamos con la mejor de las intenciones. A veces basta con estar y escuchar.
Muchas gracias por tu mail, me ha encantado volver a tener noticias tuyas y recordar el camino hacia este blog tan acogedor; gracias, gracias…
Un gran abrazo por todo (mucho:)
Flora, ¡gracias a ti por tu comentario también!
Estar en ese proceso tuyo de “darse cuenta de lo que hace uno” es increíblemente valioso. Es la base del poder estar un poquito más tolerantes con nosotros y de saber por dónde tirar. Y de estar mejor con los otros. Así que me alegro mucho por ti. Darse cuenta co es gratis, no viene solo. Es la decisión que uno toma de no distraerse de lo que uno hace. Bien por ti. Un abrazo grande.