Yo también estoy cansada: el efecto del desconfinamiento
Es normal que estemos agotados, es uno de los efectos de las transiciones y del estrés.
He vuelto a trabajar en la consulta que tengo en el centro de Barcelona. Veo que la gente bebe cerveza y toma café en las terrazas, charlando con amigos. Los coches colapsan la calle Balmes y yo busco el hueco para pasar con mi moto porque quiero llegar con tiempo.
Parece que ya estamos listos para volver a nuestras viejas rutinas, con más calma y más tranquilidad, sí. O al menos que ya estamos listos para nuevos proyectos.
¿O no?
Pues no.
Por qué estamos agotados
Por mucho que yo quiera tener ya una estabilidad tranquila tengo una sensación de cansancio, emocional y físico. Y veo que a mi alrededor muchas personas están también así.
Inquietas, tristes, enfadadas… y agotadas.
Transitar entre dos realidades es agotador.
Dejamos atrás un confinamiento agobiante donde perdimos nuestra vida tal como era y pasamos a una realidad extraña en la que convivimos con nuevas normas sociales, cambios en los trabajos y la sombra de los rebrotes. Llevamos semanas sosteniendo el estrés. Y para colmo nadie puede decir con seguridad cuándo la vida volverá a una normalidad ni qué narices será esa normalidad.
Es normal que estemos cansados, física y emocionalmente: es uno de los efectos de las transiciones y del estrés sostenido en el tiempo.
Qué me digo a mí misma
Hay días que para mí son más fáciles, otros más difíciles. Cuando no llego a todo, me noto sin energía o estoy irritable me digo a mi misma que todo eso es normal. Y me recuerdo esto para ayudarme:
Baja tus expectativas.
Ve despacio. Camina, no corras.
Esto es temporal.
No són sólo frases, son recordatorios de algo muy importante que también me digo a mí misma.
Recordatorios si no tienes ganas de hacer cosas o te sientes agotado
Renuncio a la expectativa de tener que estar funcionando al 100% todo el tiempo, voy a hacer menos cosas y no voy a llegar a todo lo que quiero. Y está bien así, estamos de transición de un evento traumático a algo nuevo.
Me permito tomarme más tiempo para hacer las cosas. Hacerlas despacio, como cuando tenía todo el tiempo del mundo. Porque estamos saliendo de un shock y porque caminar en vez de correr me ayuda a tranquilizarme, no a inquietarme.
El cansancio o la intensidad de lo que siento es temporal: pasará. Las emociones se van transformando si me permito estar con lo que me pasa y lo voy comprendiendo. Y el cansancio físico igual.
¿Cómo se traduce a la práctica?
En la práctica, aceptar este tiempo de recuperación puede significar quedarme en casa y acostarme temprano en lugar de hacer planes, incluso cuando se pueden hacer planes de nuevo. Puede significar reconocer que no me apetece planificar una escapada fin de semana, aunque pronto esté permitido.
Puede significar que voy a ir despacio, más despacio, aunque el mundo ahí afuera empiece a ir rápido.
Porque si algo he aprendido en esta cuarentena es que los cambios necesitan tiempo… y amabilidad.
Espero que estés bien y que esta reflexión te acompañe si te hace falta. Recuerda: es normal estar agotado, date tiempo.
Con cariño,
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Nota para la gente que no vive en España: Sé que algunos de vosotros estáis aún confinados. Sigo la situación en otros países. Os envío ánimo, fuerza y cariño, confiando que pase pronto.
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