Testimonios

Esto es lo que dicen…

… algunas de las personas que han trabajado conmigo (ciertos nombres han sido cambiados para proteger su privacidad). Mi agradecimiento va de vuelta para todas ellas.

“Empecé terapia por mi relación de pareja, pero me descubrí a mí mismo”

Frédéric, 45 años, Analista de Venta, Barcelona

Decidí empezar a hacer terapia por amor, porque quería encontrar una solución a una situación de pareja. Pero en mi cabeza me preguntaba: “¿Funcionará o no?” Pensaba: “Tengo amigos, tengo familia, soy una persona abierta… Yo no necesito una psicóloga ni necesito terapia, sólo encontrar una solución”.

Sin embargo, cuando empecé con las sesiones la respuesta al obstáculo fue mucho más grande y variada de lo que me había imaginado. A la vez que fui analizando mi relación de pareja comencé a descubrirme a mí mismo como alguien mucho más grande de lo que yo pensaba. Hemos visto cosas que me pertenecían, otras caras de mí de las que no me había dado cuenta. Fue muy interesante.

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La terapia no era la típica idea de una persona que habla y habla mientras otra pregunta

Lo que más me gustó de la terapia fue la variedad de actividades que hicimos. No era sólo la típica idea de una persona que habla y habla y otra que te pregunta sobre lo que hablas. Para mí fue muy interesante. Por ejemplo, hicimos una relajación que fue la bomba. Si se lo explicaras a alguien puede que te dijera: “¿Y pagaste 60 euros por una relajación?” Pero es que fue genial.

También me gustó que las explicaciones de Cristina no fueran sólo habladas sino visuales: hemos hecho dibujos, utilizado objetos y también juegos de rol (ponerme en el lugar del otro).

Descubrir mi mundo interior tuvo muchas conexiones en el día a día

De la terapia me llevo el haberme sentido acompañado en mi descubrimiento personal, con otra persona es más fácil. Y sobre todo el haberme dado cuenta de que mi mundo interior es más grande de lo que imaginaba. Esto tuvo muchas conexiones e interacción con mi vida, con el día a día… Yo ya sabía que mi mundo interior existía, pero no lo veía, o era sólo un pensamiento que me pasaba por la cabeza. Fue como visitar un jardín interno, si lo hubiese hecho solo no me habría parado a mirar las flores, los detalles. O las habría visto más tarde.

Sin duda recomendaría el acompañamiento de Cristina, por la persona que es y por cómo llegó a poner luz en mi parte oscura.

“Estaba enfrentando una separación muy dolorosa y compleja. Tomar decisiones me daba pavor”

Mamen, 37 años, Coach, Barcelona

Cuando decidí contactar con Cristina estaba enfrentando una separación muy dolorosa y compleja. Me sentía, frágil, agotada, dependiente, insegura y triste. Mi principal problema era que no me veía capaz de detectar y hacer valer mis necesidades. Me sentía como si me hubiera perdido de vista totalmente.

Antes de comenzar, el único obstáculo que tenía que afrontar era asumir que hacer terapia iba a ser un punto de inflexión, que sin duda tendría que tomar decisiones y ser capaz de sostenerlas en el tiempo. No podía seguir dando vueltas, paralizada, pensando opciones y esperando a que la situación se resolviera sola. Tendría que tomar decisiones, y eso me daba pavor.

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Sin embargo, poco a poco me sentía mejor, más tranquila y más empoderada

Según avanzábamos con la terapia vi que era capaz de verme desde fuera, de reconectar con lo que realmente necesitaba. Vi que podía vencer las creencias que me limitaban por sentirme egoísta y empezar a mirar por mí, a pedir lo que merezco, a ser asertiva… Poco a poco me sentía mejor, más tranquila, dormía mejor y estaba más enfocada en mis sueños. Me sentía más responsable, pero no en el sentido negativo de la responsabilidad, sino más empoderada.

Lo que más me gustó fue el sentirme en un lugar seguro, libre de juicio

Me encantaron muchas cosas, muchas técnicas, propuestas, palabras, la presencia, complicidad y el cariño de Cristina… Puede que lo que más me gustó fue el sentirme en un lugar seguro, libre de juicio en el que poder reírme y llorar al mismo tiempo.

Los dos beneficios más poderosos que me llevo: darme tiempo y poder decir “no”

Me llevo muchos beneficios de la terapia, pero probablemente los más poderosos son concederme tiempo para tomar decisiones sin meterme más presión de la estrictamente imprescindible y concederme el poder de decir que “no”, sin miedo a lo que piensen de mí o sientan los demás.

Recomendaría esta psicoterapia con los ojos cerrados

Recomendaría esta psicoterapia con los ojos cerrados. De hecho, ya lo he hecho. Bueno, yo también soy terapeuta y creo firmemente que todos viviríamos mejor si contásemos con el apoyo necesario en cada momento, no sólo en las enfermedades del cuerpo, sino también en las del alma. Tu trabajo es simplemente excelente, Cristina. No me salen más que palabras de agradecimiento.

“El mayor obstáculo para hacer terapia era que me cuesta mucho hablar de mi yo más íntimo”

Rosa, 59 años, Técnico de Laboratorio, Barcelona

A pesar de que soy una mujer extrovertida, mi tendencia es no dejar que nadie entre en mis problemas importantes hasta que no los supero por mí misma. Me cuesta muchísimo hablar de las cosas que me duelen incluso con mis mejores amigos y, por tanto, mucho más con terapeutas o extraños. En la primera sesión de terapia hablé descontroladamente y lloré mucho (con lo que me cuesta llorar…) Y en las siguientes, para mi sorpresa, también seguí hablando y llorando.

Comunicarme con desconocidos cuesta, pero Cristina transmite tanta paz y tanta calma… lo que hemos vivido juntas en las sesiones no es fácil, pero me lo ha hecho fácil. Con su tacto y sensibilidad consiguió que me centrara en mis explicaciones. Así pude admitir y comprender mi situación de pareja, y reconducir mi vida de una forma sana y positiva.

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El gran beneficio de la terapia ha sido aclarar las ideas sobre mi relación de pareja. Yo ya he visto mi camino

Yo vine confundida, con mucho dolor pero sin saber ponerle nombre y sin saber qué camino seguir. Me sentía muy triste. Me costaba dormir y daba muchas vueltas a mi vida, pero sobre todo a mi relación de pareja. Me levantaba y pensaba que debía de tomar el timón de mi vida y darle un giro de 180 grados, pero por la noche pensaba que debía seguir con el mismo rumbo. Desconcierto, inseguridad, baja autoestima… Poco a poco mi estado anímico iba empeorando. Empecé a tener crisis de llanto (yo que siempre me había auto controlado tan bien) y por momentos angustia, como una sensación de falta de respiración. Había mucho dolor en mí, mucho desconcierto.

El gran, grandísimo beneficio de mi terapia es que he aclarado mis ideas y he ganado una paz de espíritu que hace años que no tenía. He podido poner luz a mi desorden mental y comprender cómo y por qué había llegado a ese estado tan negativo en el que me encontraba. Cristina ha sido tan honesta que jamás me ha dicho: “coge este caminito”; yo sola he ido desenredando mis líos gracias a las preguntas que me planteaba y a los ejercicios que hacíamos. A partir de aquí yo ya he visto claro mi rumbo, los pasos que tenía que seguir y las decisiones que tenía que tomar. Llegaba al consultorio pensando: “¿hoy qué voy a explicar?” y a los 5 minutos, después de tres o cuatro preguntas, me sorprendía a mí misma explicando cosas de las que ni yo misma hasta ese momento había sido consciente.

Ahora puedo hablar de mis emociones y de la realidad de mi relación de pareja sin que me tiemble la voz. Duermo bien y me siento tranquila

También me he abierto (sobre todo a mis amigos) y he podido hablar con mi familia y la gente que me quiere para explicarles en qué momento estoy. Veo que he perdido esa tristeza, duermo bien y he dejado de llorar. He aprendido un montón sobre mí misma, vuelvo a quererme y confío, ahora sí, no volver a repetir los mismos errores de siempre y poder encarar mi futuro de una forma diferente.

No sé si aconsejaría hacer terapia en sí, aconsejo lo que conozco y he vivido

Yo creo que hay muchos momentos en la vida en los que uno necesita a alguien que no te dé pautas ni consejos, sino que te ayude a ver dónde estás y a entender lo que estás haciendo y lo que realmente quieres hacer. No me atrevo a aconsejar, a alguien que se sienta como me sentía yo, que haga terapia por la terapia en sí. Aconsejo de corazón buscar y conseguir esa ayuda que yo he recibido en la persona de Cristina y su manera de poner en práctica su profesión, porque realmente a mí su sistema y manera de trabajar juntas me ha ido muy bien. Estaba en un pozo y ahora estoy en un camino que no es fácil, pero es el camino que que quiero seguir y que me da estabilidad y paz.

“El precio de las sesiones y el tiempo que puede llevar el proceso me echaba un poco para atrás”

Montse, 55 años, Educadora, Barcelona

Lo que más me condicionaba para hacer psicoterapia era el precio que suele tener este tipo de sesiones y el tiempo que puede llevar el proceso. El precio influye cuando uno piensa que va a ser algo a largo plazo.

Yo no quería una terapia que se prolongara en el tiempo porque buscara cosas más allá. Tenía muy claro lo que quería: algo que se ciñera a mi situación en ese momento. Precisamente eso fue lo que encontré, porque Cristina se ciñó mucho a lo que yo le había pedido.

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En las sesiones íbamos al meollo. A veces también nos íbamos un poco por las ramas (hay sesiones de transición) pero en general nos orientábamos muy bien al problema, a lo que en ese momento era importante. Fue muy conciso y claro. Que se ciñera a mí es lo que más me gustó de la terapia, y si no hubiera sido por el hándicap del dinero sí que habría hecho sesiones más seguidas en vez de quincenales.

He visto que no vas a terapia para que te den una explicación, sino a fijarte por ti mismo en la situación que te inquieta.

Ahora ha cambiado mi concepto sobre hacer terapia. Va muy bien si en algún momento no hay alguien cerca a quien le puedas contar en confianza lo que piensas. Alguien que te entienda, claro, porque contar, se lo puedes contar a mucha gente, pero no cualquiera te ayuda a fijarte por ti mismo (sin darte la explicación) en la causa principal de la situación que te inquieta.

Quería ver, por mí misma, que se puede ser delicado y fuerte a la vez

En mi caso ya conocía a Cristina de una formación y quería trabajar con ella. Yo quería ver y conocer más a la persona fuerte y decidida que sabía que era, no tenía dudas a este respecto. Quería ver, por mí misma, que se puede hablar o hacer, desde la delicadeza y ser fuerte y decidida a la vez.

Recomiendo la terapia para cuando alguien tenga dudas, no hace falta pasar por un gran trauma

Creo que en cualquier momento te puedes encontrar en una situación que, aunque no sea mala, simplemente te genera dudas. A todos nos ocurre en la vida y yo creo que nos vamos mucho por las ramas: buscamos a unos y a otros para hablar. Para mí la mejor manera es buscar a una persona que sea imparcial y que no tenga miedo de decirme las cosas claras, o que me diga: “tú lo ves así, pero también se puede ver de otra manera”.

No hace falta tener un gran trauma, un gran estrés ni nada por el estilo para hacer terapia; si me surgieran dudas sobre algo importante yo lo haría otra vez. Me he sentido muy acogida y muy bien con Cristina. Se ve su transparencia, su perspectiva clara y las ganas de transmitir buenas sensaciones.

“Yo venía de un proceso que no se resolvía, y tenía miedo de que la terapia no me sirviera para nada”

Julia, 33 años, Farmacéutica, Barcelona

Ir a terapia era algo que me había planteado hacía tiempo. Notas que algo no está bien, que pasa el tiempo y que sigue sin resolverse. Decides que lo solucionarás tú solo, pero eso no pasa.

En principio lo que más me echaba para atrás era el hecho mismo de ir a terapia, por cómo suena y por la connotación que tiene, porque se suele pensar que eso es de locas. También sentía un poco de miedo a lo desconocido. Más que nada porque no sabía si la terapia se adaptaría a mí y me iba a hacer bien o al contrario, si sería algo que me iba a remover cosas profundas y no me iba a servir para nada.

Me encontré con que esta psicoterapia era algo totalmente diferente a la idea que tenía, que era la de ir y explicar todos tus dramas a una persona para que esa persona te escuche y te aconseje. Porque para coger y contarle tus penas a alguien tengo a mis amigos, que me dan consejos igual.

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He visto que esta terapia tiene una base científica

Con Cristina no ha sido así, su terapia era más bien lo que estaba buscando. Me ha demostrado que la terapia que ella hace es una ciencia. Yo soy científica, así que valoro que no sea algo como espiritual y que tenga base científica. Vi que ella empleaba una metodología y vi a una profesional. Esto me ha ayudado mucho a confiar en la terapia, por lo menos a mí, por la manera de ser que tengo. He visto que no se trata de sentarte en el diván y hurgar en el problema.

No es para gente que está loca, sino una herramienta más

La connotación sobre el hecho de ir a terapia también ha cambiado. En mi entorno el tema de la terapia está un poco estigmatizado, pero he aprendido que no, que no es para gente que está loca sino que simplemente es una herramienta más. Se lo decía a mucha gente que conozco: “Igual que vas al médico para tratarte un catarro, pues la mente es otra parte de tu cuerpo. Si te pasa algo a nivel mental no significa que no puedas acudir a un profesional, es lo mismo.”

Utilizar cosas visuales como cojines o muñecos me ha ido muy bien

Lo que más me gustó de la terapia fueron las dinámicas o cómo Cristina hacía uso de los elementos que teníamos alrededor para ir llevando la sesión: las sillas, los muñecos, las cartulinas de colores y los cojines. Me ayudaban a poner palabras a lo que yo iba sintiendo, a hablarlo. A mí me cuesta un poco a veces sacar mis cosas y expresarlas, y el hecho de poder utilizar objetos visuales (yo soy muy visual) me ha ido muy bien y me ha ayudado mucho. Y era algo nuevo para mí; yo nunca había hecho algo así en terapia y es con lo que me quedo.

Me noto más tranquila y me siento más madura

Yo venía de un proceso, de algo que me estaba pasando pero de lo que no era del todo consciente, así que tampoco lo aceptaba tal y como era. Hasta que empecé a trabajarlo en las sesiones. Después vino el aceptarme y después de eso llegó la tranquilidad. Es como decirme: “Bueno Julia, ya está”.

Me noto más tranquila, duermo mejor y estoy más contenta. Te das cuenta de que ya no eres como antes, que eres más madura. Al estar más tranquila me doy cuenta también de que he crecido un montón a nivel personal, de que puedo disfrutar más de las cosas en el momento, que no estoy todo el rato en la cabeza pensando en mil historias.

Antes pensaba más en el pasado o en lo que iba a pasar. O estaba con mis amigos o con mi familia, pero como que no estaba con ellos realmente. Esta tranquilidad me deja centrarme más en el momento.

Si no hubiese ido a terapia no creo que hubiese aprovechado para aprender de lo que me ha pasado

Yo recomiendo a mis amigas que hagan terapia, porque para mí ha sido la clave para poder superar una etapa complicada en mi vida y para aprovecharla. Creo que a la larga lo hubiese superado igual, pero no creo que hubiese aprovechado para extraer información de todo lo vivido y aprender de ello. La terapia me ha dado las herramientas para ser consciente y entonces decir: “Vale pues ha pasado esto y esto es lo que he aprendido, esto es lo que me llevo.”

Si no hubiese ido a terapia seguramente no habría hecho este proceso de pararme a pensar, interiorizar y aprovechar para aprender.

“Estaba harta de cómo era mi vida”

Marta, 22 años, estudiante, Barcelona

En el momento en que decidí buscar ayuda me encontraba desorientada y harta de cómo era mi vida en ese momento. Me sentía sin herramientas para seguir adelante y además no tenía motivaciones en determinados aspectos de mi vida. Había varias circunstancias que no había acabado de comprender o superar y que se habían ido acumulando. A pesar de querer seguir adelante, esta situación me creaba tristeza.

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Acepto que puedo equivocarme y al mismo tiempo sentirme a gusto conmigo misma

Durante el trabajo con Cristina he conseguido darme cuenta de que si yo estoy bien, el resto va “colocándose bien”. Me explico; me ha ayudado a conocerme mejor, a saber en qué cosas debo centrarme más y trabajar más, tanto buenas como no tan buenas. Poco a poco voy aprendiendo a decir “no” y “sí” a situaciones determinadas.

La aceptación de quién soy, cómo soy y cómo son los demás creo que ha supuesto un pilar básico para poder avanzar.

Aceptar que puedo equivocarme pero también pedir perdón y encontrarme a gusto conmigo misma permite que mi entorno sea más distendido (de ahí el “el resto va colocándose bien” del inicio). Ahora me siento más segura de mí misma.

“Puedo mostrarme a los demás tal y como soy, sin tener vergüenza”

Javier, 27 años, Barcelona

Me faltaba muchísimo por aceptar y por desechar en mi interior antes de decidir hacer terapia. Una de las señales más claras era que yo no era capaz de mirar a nadie a los ojos directamente. Odiaba estar solo. Estaba asfixiado por todo y no sabía por dónde salir… mis emociones me hacían bloquearme y no poder ver más allá de la tristeza y la impotencia.

Mis reacciones ante cualquier consejo eran ponerme a la defensiva por no saber cómo actuar y eso me hacía muchísimo daño. Además, eso alejaba a los que estaban a mi alrededor y yo mismo era consciente; por eso, necesitaba ver a alguien que no fuera parte de mi círculo.

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Tengo una relación más sana con mi familia y mis amigos

Mi situación se ha transformado en algo que jamás me hubiera imaginado por todo el trabajo que he hecho con Cristina. Ahora tengo una relación más sana con mi familia y mis amigos, gracias a todos los ejercicios que hemos hecho enfocándonos en situaciones “peligrosas” (para mí en ese momento han dejado de serlo). Puedo ser más realista con lo que ocurre a mi alrededor y tomar decisiones firmes sin temblar. Y lo más importante es que cada vez voy mostrándome más a los demás tal y como soy, sin tener vergüenza.

Puedo hacer las cosas que tenía en mente hace un año. Tengo fuerza para actuar, aunque esté yo solo

También puedo por fin hacer las cosas que tenía en mente hace un año y saber que ese es mi camino; tengo esa fuerza para actuar, aunque esté yo solo. La asertividad la hemos trabajado mucho. Ahora adoro estar en soledad y a la vez también quiero compartir mi vida con mi familia. Me siento agradecido por todos los descubrimientos a lo largo del trabajo que hemos hecho juntos. He conocido lo que soy de verdad y me estoy convirtiendo pasito a pasito en mi mejor amigo, la persona que siempre me hubiera encantado conocer y tener a mi lado para apoyarme.

“Vivia el futur patint. Ara se que actuaré en el moment que sigui necessari, però no abans”

Rosa, 33 años, Barcelona

Vivia en el futur pròxim. Sempre planificant i patint per possibles inconvenients amb que em pogués trobar. Estava angoixada d’allò que hem podia esperar en un futur i no poder-ho controlar. Aquest fet ni hem deixava gaudir del present ni de l’ara.

Hem costava sentir què hem passava en alguns moments de la meva vida i això feia que no pogués expressar en paraules allò que tenia dins.

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Ara estic tranquil·la

Poc a poc vaig descobrint què s’hem mou dins meu per entendre millor les persones del meu entorn i les situacions amb que hem vaig trobant.

Ara sento que tinc dret a desitjar sense por, però també acceptar que les coses no sempre van com un voldria, i tot i així viure-les amb la màxima intensitat.

Estic tranquil·la, el futur encara el tinc present però d’una forma sana. Penso que les coses es van posant al seu lloc pel seu propi peu i que actuaré en el moment que sigui necessari que jo actui, però no abans. Després d’un dia en ve un altre i les flors sempre acaben sortint a la primavera.

“Estaba sufriendo una profunda depresión por la separación de mi pareja”

Oscar, Barcelona, 36 años

Cuando empecé las sesiones con Cristina estaba sufriendo una gran y profunda depresión por la separación de mi pareja. La sensación era terrible, me costaba respirar, con mucha ansiedad y sin ganas de vivir. Ahora tengo más fuerzas y ganas de seguir hacia adelante. Me siento mejor, con más energía y queriendo crecer personal y espiritualmente; por fin con más ambiciones y ganas de vivir la vida.

“Necesitaba encontrar fuerza para afrontar el miedo a la soledad y la tristeza”

Roberto, 40 años, Valladolid

Me encontraba en una encrucijada importante en mi vida en la que necesitaba seguridad en mí mismo, mirar hacia dentro y encontrar en mi interior claves y bases para construir una nueva vida. Necesitaba fuerza para afrontar mis miedos, como la soledad y la tristeza.

Desde que hice las sesiones con Cristina me siento confiado y optimista. He encontrado dentro de mí las fuerzas suficientes para afrontar los retos que me pone la vida en el día a día.

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Puedo continuar el día con paso firme

He aprendido a “parar” un momento y hacer un paréntesis en el estrés de cada día para mirar dentro de mí, sentirme en paz y continuar el día con paso firme. También me veo como una persona más asertiva, que sabe decir no y decir lo que piensa en mis relaciones personales, laborales y familiares.

Hemos enfocado cada sesión dependiendo de la inquietud que me dominaba, sin la obligatoriedad de seguir un plan terapéutico rígido

Lo que más me gusta de Cristina es la forma en que escucha y cómo, de una forma sutil y casi imperceptible, va haciendo que tú mismo vayas poniendo tus emociones sobre la mesa para que, una vez expuestas, las valores y gestiones.

Me he sentido inmediatamente escuchado y comprendido, percibiendo su habilidad para empatizar y para dar en cada momento la clave justa que ayudaba a disolver las emociones que me atenazaban: enfado, soledad, duda…

También su disposición a enfocar cada sesión dependiendo de la inquietud que me dominaba, sin la obligatoriedad de seguir un plan terapéutico rígido y estandarizado, amoldándose perfectamente a la necesidad que tenía en cada momento. Su cordialidad, que hace más sencillo abrir puertas y establecer un clima de confianza.

“A través de mi cuerpo he podido ser consciente de lo que me pasaba”

Rebeca, 37 años, Barcelona

El curso que he hecho con Cristina me ha proporcionado herramientas para gestionar los aspectos que me resultan difíciles de enfrentar en la vida diaria con amigos y familia e, incluso, el estrés a nivel laboral.

También me ha hecho ser consciente de mi cuerpo como “yo”, el darme cuenta de que no lo escuchaba nunca, cuando mediante sus reacciones podía saber qué me estaba pasando: mis sensaciones y emociones.

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Sé qué camino seguir

Me ha ayudado a conocerme, a saber cosas de mí que me han gustado y otras que no tanto pero que quiero aceptar con el tiempo, y poco a poco cambiar.

Recuerdo que al principio del curso durante la entrevista se me pregunto por mis expectativas y dije que no esperaba nada en especial, pero que estaba segura que consiguiese lo que fuese sería positivo. Ahora, después de varias semanas ya finalizado y de haber reflexionado, puedo confirmar que he conseguido saber qué me faltaba y qué camino debo seguir: soy consciente que quiero ocuparme de mí todo lo que pueda y encontrar ese momento en el día para parar y escucharme.

“Tengo recursos obtenidos mediante experiencias vividas, no son sólo teorías”

Xevi, 36 años, Barcelona

Las vivencias experimentadas en primera persona durante el curso Ocúpate de Ti (curso de autocuidado y reducción de estrés) me han dado herramientas poderosas para usarlas de forma cotidiana. Son recursos obtenidos a modo de experiencias vividas “in situ”, no son teorías sino cosas que experimentas en primera persona. Me he dado cuenta de lo útiles que pueden ser si las utilizas regularmente.

“Había vivido con prisas y estresada. He conseguido más calma y seguridad”

Judit, 42 años, Barcelona

Hasta ahora había vivido superficialmente, con prisas y estresada por cumplir con compromisos y obligaciones: siempre pendiente del resto de la gente y buscando su aprobación.

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He integrado en mi día a día la respiración consciente

En el curso de Cristina y Xavier (Palomares) he descubierto una nueva manera de vivir que pasa por estar atenta a mis necesidades. He integrado en mi día a día la respiración consciente como herramienta para reconocer cómo me siento y qué necesito. Por fin he entendido que sólo yo puedo dar respuesta a mis necesidades.

He conseguido más calma, he ganado más seguridad y he podido sentir una nueva sensación de autenticidad.

“He empezado a expresar mi malestar de manera más pausada”

Ana, Barcelona

Estuve en tu charla de comunicación y para mí fue como una revelación. La charla no me la he aprendido de memoria, pero cuando empiezo a temblar por tener que decir algo me releo tu esquema y me resulta muy tranquilizador.

Me he empezado a comportar de otra manera y, al poder expresar mi malestar de una forma más pausada, las cosas se han empezado a relajar. Ahora me falta encauzarlas pero voy aprendiendo. Así que gracias, me permitiste ver algo que quizás era evidente y ahora mi vida está mucho más tranquila y es más positiva.

“Se removieron mis mejores y más profundos sentimientos”

Rosa, Barcelona

Cristina, estuve en tu conferencia y me encantó como la planteaste. Me transmitiste mucha serenidad, calma, sosiego… Seguro que no fui la única a la que “removiste” sus mejores y más profundos sentimientos. Me dio la impresión que no aconsejabas, sino que sugerías, escuchabas a la gente y “nuestras verdades”. Gracias.